#2 Diciembre-Enero 2023

Fibromialgia y SSC
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UN MOMENTO PARA MÍ: MINDFULNESS PARA JÓVENES

Fabiola Martínez

La salud mental de adolescentes y jóvenes es un tema de gran preocupación para la sociedad actual. Además de los conflictos propios de la edad, es posible que las nuevas generaciones estén experimentando más estrés que las generaciones anteriores, y esto se acentúa cuando se encuentran en una situación particularmente vulnerable, como es el caso de las personas jóvenes que conviven con enfermedades reumáticas, donde el nivel de estrés es aún mayor.

En Reu+ estamos en una búsqueda constante de herramientas complementarias al tratamiento médico, que ayuden a mejorar la calidad de vida de la parte más joven de nuestro colectivo.

Por eso, en esta ocasión queremos compartir una sencilla práctica de Mindfulness que si bien es útil para cualquier persona, está dirigida a jóvenes y adolescentes de acuerdo al libro Mindfulness aplicado. Enfoques prácticos para la salud mental de niños y adolescentes (Gedisa, 2022), donde el Dr. Victor Carrión, director del Programa de Estrés y Resiliencia en la Vida Temprana de Stanford (ELSRP), y el Dr. John Rettger, especialista en la intervención basada en yoga y mindfulness con jóvenes; han diseñado una especie de mapa basado en resultados de las investigaciones más actuales, para que niños, niñas y adolescentes puedan practicar, sentir y experimentar el Mindfulness, como terapia complementaria para contrarrestar los altos niveles de estrés.

Entre las recomendaciones que nos ofrecen estos expertos, encontramos algunas prácticas acompañadas de audios e instrucciones que se pueden seguir de manera individual. Aquí compartimos la práctica Un momento para mí, útil para disminuir los momentos de estrés y combatir la ansiedad.

Un momento para mí es una práctica que se puede aplicar inmediatamente en el momento en que se está teniendo un problema o experimentando una dificultad y consiste en poner en juego tres elementos de la autocompasión: el mindfulness, la humanidad común y la amabilidad hacia uno mismo.

  • En primer lugar, el adolescente partirá de una afirmación en la que reconoce la dificultad, por ejemplo: «Este es un momento difícil». Aunque pueda parecer obvio que este es un momento emocionalmente complicado, a menudo los adolescentes (al igual que los adultos) tienden a resistirse o a rechazar las emociones difíciles. Además, al reconocer plenamente que el momento es complicado diciéndolo en voz alta, se involucra la corteza prefrontal, disminuyendo la activación de la amígdala, la parte del cerebro responsable de emociones intensas tales como el odio y el miedo.

Expresar las emociones con un tono tranquilo y realista constituye el elemento de mindfulness en la autocompasión que aporta una perspectiva y una conciencia equilibrada de la situación.

  • Decirse a uno mismo que «tener problemas es parte de la vida», reconociendo que este tipo de experiencias no son exclusivas de los adolescentes. Este es el elemento de humanidad común presente en al autocompasión elemento que suele tener una gran importancia para los adolescentes en su proceso de replantear la dificultad emocional como parte de la experiencia humana habitual. Tomar consciencia de esto puede ser una herramienta sumamente poderosa para jóvenes y adolescentes que con frecuencia sienten que ellos son los únicos que lidian con sentimientos de no adecuación, inutilidad y autodesprecio.
  • Amabilidad hacia uno/a mismo/a. Esta tercera parte de la práctica consiste en asumir un papel activo en cuanto a ser bondadoso consigo mismo/a, y comienza con el gesto de tocarse tranquilizadoramente, por ejemplo poniendo una mano sobre nuestro corazón o acariciarnos la mejilla. Después, el adolescente dice a sí mismo algo reconfortante como «puedo ser amable conmigo misma en este momento». Lo ideal sería personalizar la práctica poniendo las palabras específicas que más resuenen en cada persona, como por ejemplo: «te amo», «esto aquí para ti» o «no te preocupes, todo va a estar bien». Puesto que en general las personas, tanto jóvenes como adultos, no solemos tener palabras palabras amables y reconfortantes para nosotros mismos, al principio esto puede resultar vergonzoso o incómodo, pero es totalmente normal experimentar incomodidad frente a esta nueva forma de relacionarse consigo mismo. Sin embargo esto no solo se supera con la práctica, si no que poco a poco se va convirtiendo en algo cómodo y reconfortante.

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